Lectura poética

Concepto

La lectura poética es un tipo especial de lectura que establece una diferenciación entre el sentimiento poético vivencial, interior y previo al poema, que es propio de todo ser humano y que puede avivarse utilizando los recursos apropiados, y la creación, el poema expresado por el lenguaje, que precisa, en primer lugar, conocimiento y experiencia para llegar progresivamente a la credibilidad (consistencia de la materia escrita y valor estético), la plasticidad (relieve de los sentimientos, capacidad de emoción) y la fuerza comunicativa (ya sea a través de la sorpresa, la sugerencia o el descubrimiento). Con la lectura poética comenzamos la experimentación gozosa de la belleza del lenguaje; tras un proceso espontáneo y razonado de degustación de la lectura en voz alta, procurando la modulación y la entonación correcta, surgirá un nuevo sentimiento basado en la capacidad del poeta para transmitir emoción e intensidad (Delgado Cerrillo, 2007: 47-48).

Por ello, la escritura de la poesía requiere seguir unas normas determinadas. Y para que la lectura poética sea provechosa es necesario conocer estas reglas. El conjunto de normas por las que se rige, en los aspectos formales, la composición poética se denomina “métrica” (Del Rey Briones, 2010: 38). De ahí que denominemos versificación al recurso métrico mediante el cual se somete el lenguaje a leyes especiales con el fin de conseguir una forma artística. Ciertamente, el verso no es esencial a la poesía, pero su uso sí que implica una búsqueda de la proporción, la simetría, el ritmo. Con el transcurso del tiempo, se han modificado considerablemente las reglas estrictas que en un momento caracterizaban la poesía; sin embargo, hemos de señalar que entre todas las transformaciones que ha sufrido la poesía, hay un elemento que se ha mantenido constante: el ritmo, que es esencial en la poesía. Incluso podríamos decir, como primera aproximación a la poesía, que se trata de una composición rítmica de palabras.

Análisis

La lectura poética exige una disposición hacia un hecho ficticio, imaginario e ilusorio. Es el acto de despejar una ambigüedad sin arribar nunca a un único sentido que da origen a todos los elementos del poema. Una conciencia de lo indecible, de la pérdida de lo unitario, un despliegue descentrado de lenguaje. La lectura poética es un modo de lectura que el texto poético requiere. Aproximarse a la ficción literaria es desdibujar la intención objetiva de una lectura. El objeto literario o poético se encuentra en el terreno de la sugerencia, de la no-conceptualización, de la imprecisión.

Hay una íntima relación entre lo fónico (sonido) y lo semántico (el sentido de las palabras). Los versos se miden por sílabas, pero estas establecen valores rítmicos entre las sílabas tónicas y las sílabas átonas. El ritmo se consigue principalmente a través del acento al final del verso y el acento rítmico en lugares precisos de un verso. Por ello, es tan importante el lugar donde el poeta coloca las palabras (Domínguez Caparrós, 2001).En la lectura poética es necesario tener en cuenta los aspectos métricos relacionados con el tipo de estrofa, medida, rima, ritmo. El ritmo, en tanto que repetición acompasada de sonidos, se consigue por medio de la pausa final, la medida, los acentos, la rima, las repeticiones y los paralelismos.

Gómez Martínez, http://www.ensayistas.org/curso3030/genero/poesia/

 

 

Implicaciones

La poesía es ilusión, como esencia de vida. Y tan pegados estamos a la ilusión, que muchas veces, leyendo un poema, ponemos en él más de lo que en realidad existe. Poesía es perfección. Donde quiera que la contemplemos, sea cual sea el poema que leamos, descubrimos en ella la autodeterminación característica de la perfección creadora.

Un texto poético es un complejo de elementos afectivos, sensoriales e intelectivos. Sin proyectar un mínimo de afectividad, la mayoría de los poemas se nos manifestarán como galimatías o mundos tan personales que llegan a parecer cerrados. En la lectura poética es fundamental la ambientación, es decir, inducir aquellos elementos que produzcan una mejor empatía o identificación con el texto en cuestión. Tampoco podemos olvidar las dimensiones cognitivas del fenómeno poético, que, al basarse en la imagen y la metáfora, crea afinidades y conexiones insólitas (García Rivera, 1995: 223).

No existe un modo de leer poemas, y el hábito y el placer de la lectura de poemas se adquieren a través de la lectura misma. Pero sí hay algunas consideraciones generales que conviene tener en cuenta. He aquí las que apunta Gómez Martínez:

  • Lectura lenta y repetida, asumiendo el ritmo de forma que se pueda llegar a las ideas por medio del sentimiento y la emoción.
  • Sentir el poema, como un instrumento de conocimiento, sutil y complejo que, si nos entregamos a él, si aceptamos la libertad que nos ofrece, nos habrá de permitir otra manera de vivir.
  • Debemos pronunciar las palabras teniendo presente que lo fónico es esencial a la poesía, que busca, con más precisión que los demás géneros literarios, fundir sonido y sentido.
  • Pero también debemos leer el poema con los ojos de nuestra mente. Con mucha frecuencia la emoción o sentimiento que comunica el poema se construye en torno a una idea.
  • La lectura de un poema es una aventura personal: unos necesitan comprender la idea para sentir el poema, otros llegan a la idea a través del sentimiento.

Al analizar el concepto de lectura de imaginación y lectura estética, la profesora García Rivera (1995: 266), afirma: “una lectura pensada para el análisis o la reflexión es una lectura supeditada al entendimiento, pero una lectura propuesta como goce ha de basarse en una identificación emocional, en una empatía hacia el texto y el juego de acciones, papeles, etc. que propone al entendimiento del lector”, y propone la alternancia de los dos tipos, según el objetivo y la situación de lectura. Este planteamiento, desde nuestro punto de vista, es también perfectamente válido para la lectura poética.

A la luz de estas líneas, debemos tener en cuenta que recientemente se ha destacado el papel activo del lector. La lectura implica la puesta en práctica de la imaginación, ya que en todo acto de lectura siempre apelamos a ella y es ella la que nos permite hablar del papel activo, co-creador, co-elaborador del lector ante la obra. Y es que, en definitiva, se trata de afinar la sensibilidad, formar el gusto, capacitar para la posesión de un lenguaje creador, afirmar sentimientos, objetivos estos que se alcanzan con la lectura de la buena poesía.

 

Referencias

Carvajal, A. (2002), Metáfora de las huellas: estudios de métrica.Granada: Método
Ediciones.

Cela, J. y Fluviá, M. (1988), Sugerencias para una lectura creadora.Barcelona:
Aliorna.

DEL REY BRIONES, A. (2010). Tiempo de lectura. Madrid:Akal.

Delgado Cerrillo, B. (2007), «Fundamentos del proceso lector. Motivar la lectura en la
Educación Secundaria», Ocnos, Revista de Estudios sobre Lectura. Centro de Estudios
de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI), n.º 3, pp. 39-53, Universidad
de Castilla-La Mancha.

Domínguez Caparrós, J. (2001), Análisis métrico y comentario estilístico de textos
literarios.Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Domínguez Caparrós, J. (2007), Diccionario de métrica española, Madrid: Alianza.
García Rivera, G. (1995), Didáctica de la literatura para la enseñanza Primaria y
Secundaria.Madrid: Akal.

GARCÍA RIVERA, G. (1995): Didáctica de la literatura para la enseñanza Primaria y Secundaria. Madrid: Akal.

Gómez-Martínez, J. L. (Proyecto Ensayo Hispánico), Introducción a la literatura
, www.ensayistas.org/curso3030/genero/poesia/

Lacau, M. H. (1966), Didáctica de la lectura creadora, Buenos Aires: Kapelusz.

Manguel, A. (1998), Una historia de la lectura, Madrid: Alianza.

Sarto, M. (1988), La animación a la lectura, Madrid: SM.

 

 

 

Fecha de ultima modificación: 2014-02-24